Bú.

lunes, 3 de octubre de 2011

El dolor fue inmediato. La plata en la carne era la única realidad del mundo. Un chico jamás había sufrido tanto.
  Cada nervio inplora piedad.
Cuando el dolor pasó, el chico vio el cielo estrellado. Tendido de espaldas en el suelo, atado con gruesas cadenas. El cielo le pareció luminoso e infinitamente vacío. 
  Una niña gemía. No, no era una niña. Era un Lobo.
-No -lloró el chico. 
Uno de los cazadores se acercó a él.
-Se ha despertado.
-¿Ya?
El cazador lo cojió del pelo y le sacudió la cabeza.
-Eres un tipo fuerte -le dijo.
La niña chilló.
Los cazadores rieron.


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5
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1
 2.



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