Los adultos nos llaman inmaduros.

Mi madre dice que tanto yo como mi padre somos unos completos inmaduros por no mirarnos cara a cara y hacer las paces. Pero mi padre no es capaz de hablar con alguien mirandole a los ojos.
Eso significa, queridos adultos, que no todos sois tan perfectos como creeis ser, y nosotros tampoco.

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