Como me gustaría que el mundo volviera a ser así. Que la humanidad recuperara el sentido romántico de la vida y junto a él, la traición de los noviazgos largos, las serenatas, las cartas perfumadas, los apretones de manos entre las rejas de los balcones.
Como me gustaría vivir en un mundo más divertido y decente, donde el amor fuera una necesidad del alma y no un capricho del culo.
Pero que le vamos a hacer, me tocó vivir en una época insensible, deshumanizada, obscena, en la que nadie respeta los sentimientos del prógimo.